El 25 de febrero de 1775 Don Pedro Romero de Terreros, conde de Regla y caballero de Calatrava, funda la institución del Sacro y Real Monte de Piedad de Ánimas donde “alcanza el pobre su alivio”, según sus propias palabras. La autorización para establecerlo la solicitó al rey Carlos III en 1767 y la recibió hasta el 2 de julio de 1774. Por conducto de la Junta de Temporalidades, se le cedió la parte que ocupaba el Colegio de San Gregorio en el convento de San Pedro y San Pablo, en la actual calle de San Ildefonso, que había pertenecido a los jesuitas. El montepío entró en servicio el 25 de febrero de 1775 con el doble propósito de prestar dinero con garantía prendaria (alhajas y ropa, inicialmente) y obtener a cambio limosnas voluntarias en el momento del desempeño, para sufragar ocho misas diarias “por el eterno descanso de las benditas ánimas del santo purgatorio”.
El 6 de septiembre de 1818 el virrey Apodaca ordenó la desocupación del inmueble, argumentando cierta complicidad de algunos funcionarios con la insurgencia, pero su orden no fue cumplida sino hasta el 2 de abril de 1821, en virtud de que el rey Fernando VII había devuelto a los jesuitas sus viejas propiedades. La institución, entonces, se trasladó al antiguo convento de Santa Brígida, en la actual calle de San Juan de Letrán, entre las avenidas Juárez e Independencia. Las reuniones de la Junta Superior se suspendieron de 1815 a 1836, hasta que el presidente Anastasio Bustamante dispuso integrarla con personas designadas por su gobierno. Ese mismo año se le compraron al duque de Monteleone, heredero de Hernán Cortés, representado por Lucas Alamán, las Casas Viejas de Moctezuma, frente a la plazuela del Marqués, donde actualmente se encuentra la casa matriz.
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